RESPONSABILIDAD DE LOS PADRES, EN LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS
Con motivo de un Live de este mismo nombre, con Emma C. Fernández-Albert

Se utiliza la palabra responsabilidad, para referirse a la obligación de responder ante un hecho. Es también el hecho de ser responsable de alguien o de algo.
La vida moderna nos lleva a una velocidad, de la que muchas veces no estamos conscientes. Generalmente no hacemos “esa” elección de la velocidad en la que vamos fluyendo. Nos montamos en esa “ola” que nos lleva a un ritmo que no controlamos y, flotamos en ella, al igual que lo hacemos dentro de las olas del mar.
De los múltiples roles que tenemos en nuestras vidas y en todas las áreas, que tenemos que prepararnos, donde menos atención y más responsabilidad conlleva es, en nuestra responsabilidad cómo padres y, por ende, la gestión de la propia paternidad.
A raíz de múltiples temas puestos sobre la mesa con respecto a la formación de nuestros hijos, tanto dentro cómo fuera de los recintos escolares, yo reflexionaba sobre las dificultades que observo en el ejercicio de la autoridad por parte de los progenitores. Existe un miedo no dicho y una duda enorme, en saber que decisiones tomar, con respecto al manejo de este rol parental, frente a decisiones que deben ser tomadas para con nuestros hijos.
Mayormente estamos desconectados emocionalmente dentro de la carrera de la vida, y somos nosotros que muchas veces, no sabemos que queremos, ni dónde vamos, simplemente, porque somos humanos. Estamos todos aprendiendo.
Al igual del hecho de la desconexión emocional con nosotros mismos, cómo estaremos entonces, ¿Conectados con los demás? ¿Conectados con nuestros Hijos?
Mi idea no es parecer que damos un “lecture”, señalando que se hace “bien” o “mal”. La intención no es juzgar, porque no somos jueces. Somos seres humanos imperfectos, transitando por la vida, viviendo experiencias de aprendizajes.
Nuestro deseo es ampliar la mirada, para aportar. Colocarnos en el presente del aquí y el ahora, disfrutando el rol que hemos elegido asumir, para hacerlo mejor y diferente.
He apostado por tomar lo bueno que recibí de mis padres y tomar todo lo bueno que ellos nos brindaron. Más de igual modo, buscando también todo lo nuevo que he podido ingresar, ya sea por mi formación profesional o, porque simplemente, hay otras cosas dentro de mi dinámica familiar, que no me funcionan o funcionaron en otro momento.
Es mamá, quién lleva en su vientre, gesta, permite crecer en sus entrañas, nutre, conecta, da seguridad. Papá, ayuda a romper esa simbiosis física y emocional de la madre con el hijo. Le “toca” desempollar ese hijo y enseñarle cómo es el mundo, y cuáles son las reglas de juego “allá fuera”.
Si dentro de nuestro rol como padres, ambos estamos claros de que queremos y hacia dónde vamos, esa visión de familia ha de accionar como brújula que marque el norte a seguir. Si los valores, que dentro de esa visión que tenemos, están claros, sabremos que viene hacia delante y cuál es esa ruta a seguir, en la crianza de nuestros hijos.
Si estoy como padre, ejerciendo mi autoridad de manera responsable, dentro de mi hogar.
Si los hijos viven, a través de los padres esos valores…es verdad que el medio influye de manera importante, de manera externa, sobre la conducta de los seres humanos, y más en la juventud.
Más saldrá. Saldrán de manera automática los valores que se hayan sembrado en la vida de cada uno de los miembros de la familia, a través de las experiencias que hayan vivido. El aprendizaje a través del ejemplo.
Recientemente, vivimos la experiencia cercana de un padre, que se lanzó de un 5 piso con su bebé en brazos. Cuánto dolor habría dentro de ese señor, para tomar esa decisión. Acorralado y en pánico, tendría que haber estado.
Requerimos como familias y cómo sociedad, más énfasis en desarrollar competencias en inteligencia emocional y educar nuestros hijos, dentro de condiciones que fomenten una mayor sanidad mental.
Para los adultos
Para los adultos que tienen hijos
Para los adultos responsables de educar y formar alumnos
En las iglesias y sus comunidades
Humanizarnos y desarrollar empatía, anula muchas leyes. Hay leyes para el acoso sexual, para el bullyng, un departamento de quejas…al final, la raíz de todo, son relaciones poco respetuosas y de poca empatía.
Vale mirar hacía nosotros mismos y nuestros corazones, para poder hacer la conexión, con el “otro”.
Apoyarnos en una comunidad de padres de nos estimule a desarrollar la responsabilidad con respecto a nosotros mismos y para nuestros hijos a través de la conmiseración, puede colocarnos en un lugar de mejores relaciones con nuestros hijos, asumiendo nuestro rol de padres, sin miedos a ser “atacados” por las influencias externas.
¿Te has preguntado, que tipo de autoridad estás utilizando en la crianza de tus hijos?
¿Asumes tu cuota de responsabilidad, o es el de fuera el responsable de lo que no funciona?